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Diario de una chica sin complejos

La erótica del poder

Esta mañana me levanté algo tarde (como sabéis, la noche de ayer fue movida), con la angustia de no haber escuchado el despertador, con el miedo de perder las primeras clases en la facultad... hasta que me di cuenta de que era Sábado. Había silencio en toda la casa, y recordé que mis dos compañeras de piso (que, sin duda, protagonizarán alguna de estas crónicas de vez en cuando) se habían ido a visitar a sus familias. Me di una larga ducha, de esas que parecen que mil manos acarician tu piel (mmmmmm), y, después de un buen masaje con leche hidratante, me coloqué la bata roja estilo japonés sobre mi cuerpo húmedo y fresco y me dirigí al salón. Me encanta sentir el roce de la seda sobre la piel desnuda, es una sensación tan intensa, tan privada...

Me hice una infusión de menta en la cocina, cogí la taza humeante, me fui al salón, y encendí la televisión. Claro, la boda del príncipe. En un primer momento pensé en buscar otro canal, porque alguno tenía que haber que no estuviese realizando la retransmisión, pero me detuve en mitad del gesto, fascinada por los vestidos y las pamelas y el glamour y la clase y... La erótica del poder. Qué belleza, qué vestidos, qué telas. Siempre he tenido el sueño de estar en uno de esos eventos, sentirme admirada, deseada, arropada por esos trajes de fantasía que parecen envolver tu cuerpo como un sueño imposible... Y la ropa interior, oh, la ropa interior. Es una tontería, pero tengo la creencia de que todas esas damas y señoritas (por lo menos las más jóvenes) deben llevar exquisitos brocados, corsés, corpiños, ligueros fantásticos, medias con ligas de fantasía... Me gusta iamginarme a mí misma vestida así, con el pelo recogido sobre sábanas de raso, deslizando mis manos por esa maravilla tejida de sueños...

Cuando quise darme cuenta me estaba tocando, tengo que confesarlo. La bata se había abierto, y mi seno izquierdo había saltado hacia delante, mis piernas estaban ya separadas, y mi mano libre jugeteaba con los rizos de mi pubis, buscando ese terciopelo que se esconde entre mis muslos...

La erótica del poder, que le llaman. El poder de seducir sobre todas las cosas.

6 comentarios

gentilhombre -

Realmente excitante.Dejemonos de cuentos de hadas y de bodas reales,princesa.La mujer de la bata roja estilo oriental al más puro estilo del embrujo de shangai.Podria hablar de glamour, pero el término está hoy en dia demasiado utilizado y denostado,princesa.Creo q voy a ser sincero y calificarlo como morbo, pero del bueno del refinado y por extensión del peligroso,princesa.Arte q decimos por aquí y estilo como me gusta a mi.Saludos princesa

Hellcat -

Fijo que muchas de las que fueron a la boda ni siquiera llevaban ropa interior. La razón es bien sencilla: en según qué vestidos la ropa interior se marca en la tela.
A mí me gusta mucho la ropa interior. Es sexy e insinuante. Tapa y muestra al mismo tiempo. Sin embargo, en muchos de mis "juegos" (ver blog) la chica no lleva ropa interior. La razón tb es fácil: su cuerpo es más accesible cuando,por ejemplo, nos enrollamos en lugares públicos. O cuando vamos al Club... pero esa es otra historia... jiji.

Soil Takada -

Saludos

Una bata de estilo japones rematado con una infusión, tienes estilo.
Más que muchas de las que fueron a esa boda, lo tuyo es autentico lo suyo impuesto.
La erótica del poder no es nada comparado con la erótica espontanea y natural, como puede ser la que tu describes mientras ves la tele .
Sayonara

sexygata -

Querido Pepote: me parece que las calenturas te las quitaría yo a ti. Pero puedes seguir soñando: es gratis ;)

pepote -

¿No puedes darme tu número de teléfono? Iba a quitarte yo esas calenturas que tienes

Xandro -

Quién hubiera sido bata, para cubrirte de caricias...